Ha respondido al tema Con la independencia del País Vasco y Cataluña,
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Creo que no se están teniendo en cuenta circunstancias muy importantes en este asunto. Hay aspectos económicos, ciertamente de gran peso, pero parece que obviamos aspectos identitarios, que tienen que ver con una histórica voluntad de autogobierno, de defensa de una cultura, una lengua y una manera de entender la vida y que forman parte esencial de las reivindicaciones catalanas. No olvidemos la manifestación masiva de 2010 como respuesta a la sentencia “recortadora” del Constitucional respecto al Estatut.
Con toda probabilidad, la independencia de Cataluña acarrearía a sus ciudadanos una serie de problemas nada pequeños y que por lo menos al principio, supondrían serias dificultades a todos los niveles y en muchos ámbitos.
Hay datos que son elocuentes. Las balanzas fiscales evidencian un trasvase del 8% del PIB hacia España desde Cataluña, un dinero que se va y no vuelve. Estos datos los proporcionan entidades tan poco sospechosas de secesionismo como BBVA, ya que otros estudios arrojan cifras superiores. Y esto sucede año tras año. Se considera que un trasvase superior al 4% supone un expolio fiscal y que implica un empobrecimiento del “donante”, generándole empobrecimiento e impidiendo su desarrollo. En Alemania tenemos ejemplos de solidaridad interterritorial que se mueven en torno a ese 4%, allí tienen claro que no hay que matar de hambre a la gallina de los huevos de oro.
Tampoco vendría mal repasar la historia. Cataluña tuvo vetado hacer las Américas y tuvo que poner sus ojos en Europa y abrirse comercialmente, emprender, desarrollarse sin las regalías que llegaban a manos llenas desde el otro lado del Atlántico a determinadas zonas. Cataluña tuvo que sobrevivir en un entorno hostil, no hablemos ya del decreto de Nueva Planta de Felipe V y otras políticas desde el siglo XVIII, pese a ello hizo la revolución industrial, mientras que otros territorios que habían recibido a mansalva las riquezas que vinieron de América vivieron cómodos en una cierta abundancia y ahora se cuentan entre los más empobrecidos de España.
El carácter emprendedor del catalán se ha forjado en la dificultad y la posición estratégica de Cataluña. La cercanía a Europa, su tejido productivo, su potencia turística, unos puertos de mar que funcionan pese a la falta de inversiones del Estado, un aeropuerto que sin la mano negra de Aena que no permite la competencia real probablemente haría sombra al de Barajas, una política de inversiones en infraestructuras productivas y la capacidad de gestionar sus propios recursos sin “trampas”, harían con toda probabilidad de la independencia un éxito total, pese a las dificultades iniciales que no serían pocas.
Un pueblo decidido, motivado e ilusionado es capaz de muchas cosas, la historia está llena de ejemplos. Por otra parte, me sorprende ahora comprobar tanta preocupación por lo mal que lo pasarían los catalanes si se independizaran, este cambio de lenguaje cuando ayer mismo se les trataba de insolidarios, aprovechados y poco menos que ladrones resulta un tanto sospechoso.
Estoy convencido de que tiene mucha más viabilidad Cataluña fuera de España que España sin Cataluña, pese a todo. Ése y no otro es el quid de la cuestión. Lo demás son cortinas de humo.