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Contenidos recomendados por Fernando Labaig

Fernando Labaig 27/11/23 05:49
Ha comentado en el artículo Las colas
El artículo me recuerda al libro de Michael J. Sandel "Lo que el dinero no puede comprar" donde se dedica un gran espacio al tema de las colas. Sobre todo a la consideración de que colarse es visto intuitivamente como un acto moralmente reprochable y como el poder adquisitivo ha ido haciendo trampas para eludir tal responsabilidad. Desde la colas en el aeropuerto que los viajeros de clase business pueden eludir, a casos tan bochornosos como que la gente contrata a desocupados para sufrir las colas que permiten adquirir entradas para espectáculos supuestamente gratuitos que el Ayuntamiento de la ciudad ofrece en el Central Park, por ejemplo ver a Al Pacino interpretando al Shylock de "El mercader de Venecia" o aun peor el mismo procedimiento utilizado por los lobbies de Wahington para acceder a las sesiones a las conferencias del Congreso, copando todos los puestos e impidiendo que el público en general, para el que estaba previsto, pueda asistir.
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Fernando Labaig 29/11/22 17:23
Ha comentado en el artículo La Economía de la Guerra
En efecto, el problema de lo que es racional o irracional varía según la perspectiva individual, periodistas, políticos, incluso profesores universitarios, aunque estos siempre sufran la tentación de llamar la atención con propuestas a la contra que aumenten su imagen de críticos feroces de la sociedad, pienso en Zizek, actitud racional, porque vende mucho. Pero en realidad esa perspectiva individual se reduce no a lo que es más conveniente para el individuo sino de lo que él cree que es más conveniente. En ese sentido el gobierno de Kiev no es irracional, puede que esté equivocado en sus apreciaciones, pero da la impresión de que está convencido de que hace lo que más le conviene y, por lo tanto, no podría considerársele irracional, ni tampoco al de muchos ucranianos que lo apoyan. Y equivocado solo se le podría juzgar desde otro punto de vista tan racional como parcial, por ejemplo, el de los acomodados occidentales que no queremos tener restricciones de gas, inflación, etc. y que nos lamentamos de las muertes, pero no tenemos que padecer las consecuencias de estar bajo el régimen de Putin.
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Fernando Labaig 01/06/22 18:38
Ha comentado en el artículo ¿Alguien de entre los que dicen dedicarse a pensar ha pensado en que...?
 Sobre lo que sea razón o racionalidad llevan siglos discutiendo los filósofos y hay opiniones muy variadas. Si seguimos la cita de Hume de que no hay que confundir “lo que es” con lo que “debe ser” creo que nos abocamos a considerar que todo lo real, es decir, todo lo que es, debe ser racional. Sin duda Zelenski es el producto de una genética y unas circunstancias familiares, sociales y culturales determinadas que le han llevado a decidir en un momento concreto lo que decidió, como resultado de su particular concatenación de causas y efectos. Por lo tanto, no pueden considerarse como irracionales las decisiones que ha tomado sino producto de una lógica implacable, aunque no la podamos analizar en todos sus elementos. No son irracionales, por tanto, como fueron tildadas en algún artículo anterior. ¿Qué ocurre? Pues que es un discurso cojo. Veamos, sin embargo, como, en este artículo y en algunos anteriores, se propone como error el que mueran personas, el que se fomente el calentamiento global, el que aumente el paro, etc. Creo que es obvio que todas estas alarmas son de carácter moral. No es cuestión de llevar el discurso moral a un planteamiento de buenos y malos, pero me temo que somos incapaces de decir algo con sentido si no le aplicamos un objetivo moral. La racionalidad, no del análisis sino de la acción, consiste en elegir los objetivos preferibles y los métodos que, según nuestro conocimiento, sean los más eficaces.
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Fernando Labaig 25/04/22 02:51
Ha comentado en el artículo Poder monetario y poder lingüístico. Acerca del uso del inglés en nuestro país
Si bien todo siervo debe ser amable no toda persona amable es servil. Que la imposición de un imperio está hecha a sangre y fuego es lo habitual aunque el caso norteamericano respecto a Europa sea más bien indirecto. Pero una vez que las cosas están en la situación en que se encuentran conocer el idioma que sirva de koine es tan servil como utilizar el materno que tampoco se impuso con modales más amables. No es un mérito del imperio es la constatación de una situación. El que en principio un agricultor no vaya a utilizar el inglés en su desempeño profesional es tan cierto como que estudiar gramática o la tan debatida filosofía son totalmente prescindibles para sembrar tomates. Se estudian para desarrollar ciertas facultades y para ampliar las posibilidades en un futuro incierto en el que es posible que el agricultor pueda dejar de serlo o tenga que vender por internet sus productos a vaya usted a saber que país.Dicho sea de paso,, el uso del inglés de manera innecesaria y deformadora del propio español me resulta producto de una actitud bastante paleta que no tiene que ver con el razonable interés práctico de su uso y si con cierto afán de la juventud para marcar su territorio con respecto a los mayores no duchos en esa jerga y con los profesionales que importan vocabulario de su especialidad. Eso ha ocurrido siempre aunque no con la intensidad de ahora y con las consecuencias de distorsionar el propio idioma.
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Fernando Labaig 24/04/22 05:38
Ha comentado en el artículo Poder monetario y poder lingüístico. Acerca del uso del inglés en nuestro país
Dejando de lado la permanente estupidez del Ministerio de Igualdad, es evidente que interpretas como humillación lo que es simple amabilidad hacia los turistas, no exclusivamente anglosajones y fuente de ingresos para el país. La utilización del resto de idiomas peninsulares dado que todos entienden el castellano parece poco práctica por superflua y cara. El que se de consideración social a conocer una herramienta que permite acceder a muchas cosas, entre ellas leer libros de economía en inglés, no me parece extraño, y no pienso que de menos prestigio hablar alemán o chino. Creo que te equivocas en la caracterización de España como único país en que ocurre ese fenómeno de forma tan aguda. Los casos de Alemania e Italia son significativos. En Alemania los debates sobre ese tema en los años sesenta y setenta eran constantes, podemos recordar una película como "El amigo americano" donde se mostraba la fascinación y el repudio hacia la cultura norteamericana. En Italia el idioma se ha trufado de anglicismos hasta un punto ridículo. No hablemos de países con menos peso como Holanda. Los catalanes siempre conocieron mejor o peor el idioma de los castellanos porque les interesaba comerciar con ellos. La dinámica social tiende a buscar el medio más eficaz para la comunicación y por otro lado el Estado necesita para su propio funcionamiento imponer un idioma común, lo que es también un problema de eficacia. Es una tensión lógica en la que la exacerbación del patriotismo o de la eficacia económica suele tener motivos poco confesables. Me sorprende ese orgullo patriótico ofendido. A la larga todo acaba siendo disuelto por el tiempo y aquel imperialismo romano que nos obligó a utilizar el latín se convirtió en lo que ahora queremos defender como lo más nuestro.
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Fernando Labaig 22/03/22 20:35
Ha comentado en el artículo La racionalidad de la rendición
En el punto 2) afirmas que tener un tanto por ciento de posibilidad de victoria no impide ser vencido, pero lo que no entiendo es que el resultado sea obtener el 75% digamos del territorio de Ucrania. Si Rusia vence es posible que se quede sólo con el Dombas pero también es posible que se quede con todo el territorio, no solo con el 75%. En el punto 3) dices que no está claro que alguien decida por ti si quieres morir antes que vivir de rodillas. Cierto, pero tampoco alguien puede decidir lo contrario. Hacer un referéndum una vez iniciadas las hostilidades me parece una opción sin sentido y entre los mandatos que tiene cualquier jefe del Estado está el defender la integridad territorial. 4) Zelenski se ha abierto a debatir el estatuto del Dombas y ha aceptado no entrar en la OTAN, el resultado ha sido ninguno. 5) No sé que tan segura se puede considerar la idea de que sólo un territorio vació se puede mantener en el tiempo. El caso de Israel y los territorios ocupados es bastante significativo y el sufrimiento de la población palestina no es como para animar a nadie. Yo sigo muy confuso.
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Fernando Labaig 22/03/22 13:42
Ha comentado en el artículo La racionalidad de la rendición
 Encuentro varias inconsistencias en el razonamiento del artículo. Primero, me parece muy aventurada la descripción de los motivos del comportamiento de Zelenski en base a su profesión. Segundo, Si alguien tiene un 75% de posibilidades de matar a otro y su contrincante tiene un 25% de hacer lo mismo con el primero, el resultado no es que al final cada uno se quede con el tanto por ciento correspondiente de la vida del oponente. Podrá vencer el que lo tiene más fácil o no, pero el perdedor muere al 100 %, y es posible que mueran los dos. Tercero, sobre qué sea la racionalidad creo que depende gran parte de la argumentación. Si consideramos que la racionalidad es la elección de los mejores objetivos y los mejores medios para obtenerlos, según nuestros conocimientos y capacidades, nos surgen inevitablemente muchas dudas. Es evidente que la racionalidad económica es incapaz de entender determinadas actitudes humanas que para este caso se podrían resumir en la frase: “Más vale morir de pie que vivir de rodillas”. Desde esa perspectiva ¿cuál sería el mejor objetivo? Y respecto a los medios ¿quién puede decir que sus conocimientos le aseguran conseguir sus objetivos? Llevamos una temporada en que nadie ha sido capaz de acertar lo que va a pasar la semana que viene. En el caso de Ucrania todos los expertos aseguraban que Rusia quería presionar, pero no atacaría y ya vemos lo que ha ocurrido. ¿Quién puede estar seguro de que la guerra de guerrillas tendría éxito en su hostigamiento? En España los maquis fueron exterminados y nos comimos 40 años con Franco, ¿es eso deseable? Yo tengo muchas dudas y en una guerra no hay soluciones satisfactorias. 
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Fernando Labaig 28/01/22 13:17
Ha comentado en el artículo Sobre la inmigración "masiva" (y II)
Recuerdo que un antropólogo vasco, cuyo nombre no recuerdo en este momento, aclaraba que lo de la multiculturalidad era algo muy superficial porque al final lo que se imponía y debía imponerse era la ley. Si se prohíbe la ablación del clítoris, no hay diversidad que valga. Al final los defensores de la multiculturalidad son las personas de nivel económico alto, que no compiten por los puestos de trabajo con los emigrantes y consideran que el multiculturalismo es cenar en un restaurante tailandés o ir a un concierto de música africana. La novela Sumisión de Houellebecq fantaseaba con la llegada a la presidencia de Francia de un musulmán radical. Siempre encontramos la diferencia entre el método de decisión, que puede ser democrático y el contenido de dicha decisión que puede ser radicalmente antidemocrático.
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Fernando Labaig 29/12/21 11:02
Ha comentado en el artículo Economía de la civilización
Excelente post. Sólo creo que deberías matizar alguna frase en la que se da por sentado que algún tipo de fracaso, como el paro o la pobreza, son producto de la propia estupidez, lo que obviamente no es cierto, aunque algunos neoliberales puedan pensarlo. 
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Fernando Labaig 13/09/21 05:23
Ha comentado en el artículo Afganistán y EE.UU.
Me parece un análisis esclarecedor, como tantos otros tuyos, pero me produce una gran desazón porque si bien es cierto que la mayoría de los afganos no estaban dispuestos a jugarse la vida por defender el modelo norteamericano, eso no quiere decir que sean unos entusiastas de la propuesta talibán. Dicho de otro modo, si hubiera habido una alternativa local  más o menos moderada y sin la sombra imperialista, digamos a medio camino entre las dos opciones, es posible que contara con el apoyo de muchos afganos. El problema es que, esa mayoría silenciosa, como se denominó aquí hace unos años, no suele ser lo suficientemente arrojada como para exponer su vida para defender sus ideas o simplemente su interés. Lo que conduce a la conclusión de que solo los fanáticos están dispuestos a pagar con su vida, es decir,  pagar el coste de la guerra para conseguir sus fines. Históricamente no está claro que esto sea así. En muchos casos son sólo las élites las que están dispuestas a pagar ese coste y el resto de la población no pone pasión sino docilidad y obediencia.
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