Agradezco tu explicación.Lo que sucede es que aplicando esa filosofía sería imposible crear estados grandes que tuvieran instituciones fuertes, estables y solidarias. España se desintegraría en cientos de estaditos con habitantes que tuvieran en común su lengua histórica, sus costumbres comarcales, su tipo de vida y el conocimiento directo de sus dirigentes de todos los ciudadanos a los que gobernaran.Vamos, que una zona industrial nunca podría estar en el mismo estado con una zona agraria, o con una turística, los intereses de unos y otros son diferentes y muchas veces incompatibles.Mira, yo tengo sangre vasca, mi abuelo paterno lo era, y mi apellido lo es. Pero afortunadamente tengo un 75% de otras regiones de España, y me caen igual de bien los vascos que los castellanos, los asturianos, los manchegos, los andaluces o los mallorquines. Cada cual tiene sus características positivas y negativas, pero nunca se me ocurriría ni tan siquiera pensar en que no quiero estar en la misma nación o Estado que ninguno de ellos. Y te voy a decir otra cosa. Yo también soy mayorcito, y en mis tiempos juveniles los vascos caían muy bien en el resto de España. Pero eso ha ido cambiando. El tema ETA fue el detonante de ese cambio, y el creciente nacionalismo, y no digamos el independentismo, lo aceleró, y la situación de privilegio económico que disfruta el país vasco respecto al resto de españoles lo ha colmado.A mí me parece una evolución negativa, que, desde luego, no va a favorecer nada a nadie. Hay que unir, no desunir. Ir hacia el futuro, no hacia el pasado. Integrar, no desintegrar.¿Alguien se imagina el desarrollo de una sanidad de ámbito comarcal? Yo no.