Donald Trump es atrevido, incluso se podría decir que temerario, pero lo que está claro es que no es estúpido. La guerra comercial con China estaba empezando a hacer mella de forma notable en la economía de EEUU. Esto es algo que le podía restar popularidad, pero no suponía su fin. Sin embargo, el presidente de EEUU, probablemente, tenía un miedo mayor y que sí estaba justificado: ver las estanterías de tiendas y supermercados del país medio vacías. En la nación del consumismo, dejar al país sin parte de su variado elenco de bienes disponibles a un precios asequibles puede ser letal. Ya había varios avisos que ha podido llevar al equipo negociador de Donald Trump a 'hincar' la rodilla ante China para firmar una tregua en los aranceles y esto es lo que finalmente ha ocurrido. Que la Casa Blanca haya pasado en pocas semanas de los insultos y los aranceles de tres dígitos a las buenas palabras en pos de un rápida apaciguamiento evidencia un claro giro que solo puede responder a estos temores de fondo. Como dijeron las autoridades chinas ya a principios de año, "nadie gana en una guerra comercial".Aunque la visión general de los analistas es que este acuerdo es positivo para ambos bloques y beneficia al mundo entero (algo que es totalmente cierto), si se analiza en profundidad se puede concluir que China ha obtenido otra pequeña victoria. Fue EEUU quien dio comienzo a esta guerra comercial y pese a las fuertes respuestas de Pekín, ahora negocia una rebaja parcial de aranceles como va a hacer con el resto de bloques que no contestaron con represalias a Washington. Como señalan el equipo de analistas de ING liderado por Lynn Song y Chris Turner: "Aunque la desescalada de la guerra comercial beneficia a ambas economías, es probable que el acuerdo, que reduce significativamente los aranceles sin concesiones, se considere una victoria particular para China. China había exigido previamente una reducción de aranceles antes de las negociaciones, y ahora parece haberse logrado. La respuesta de China tras las escaladas de abril demostró que estaba preparada para una prueba de resistencia prolongada si fuera necesario", aseguran los expertos del banco naranja.Mark Williams, economista para Asia de Capital Economics, va en la misma línea y asegura que "el acuerdo de hoy es otro retroceso sustancial respecto a la postura agresiva de la administración Trump. No incluye ningún compromiso por parte de China sobre la política cambiaria o el desequilibrio comercial bilateral, aunque presumiblemente serán temas de discusión en los próximos tres meses".Por último, los analistas de Danske Bank dan una serie de razones que colocan a China como vencedor parcial de esta 'guerra'. "En primer lugar, los tipos arancelarios se han reducido significativamente, lo que significa que el comercio puede reanudarse y las empresas chinas que exportan productos para Halloween, Navidad, Black Friday, etc. pueden enviar sus mercancías con tipos arancelarios que son manejables. China podría ver pronto reducidos los tipos arancelarios en otro 20% si llegan a un acuerdo sobre el fentanilo, lo que parece probable a tenor de los comentarios positivos de Bessent sobre los esfuerzos de China para reunirse con EEUU en este punto", aseguran desde la casa de análisis nórdica.Con unos tipos arancelarios significativamente más bajos, las perspectivas de crecimiento chino para los próximos trimestres parecen mucho mejores. "En segundo lugar... en China se reivindica que las fuertes represalias iniciales han dado sus frutos, ya que Estados Unidos muestra ahora más respeto en lugar de intimidación. Las personas importan en la diplomacia y Bessent y Greer parecen ser las personas adecuadas en la mesa. Se puede estar en desacuerdo y plantear exigencias, pero si se muestra respeto y comprensión, es mucho más fácil obtener resultados al tratar con China", sentencian desde Danske Bank.¿Qué temía EEUU?Gigantes del retail como Walmart, Target y Home Depot habían advertido recientemente a Trump de que, si la situación persistía, los estadounidenses encontrarían estanterías vacías y precios más altos. En la misma línea lanzó su advertencia el reconocido economista jefe de Apollo Management, Torsten Slok, que también habló de "escasez similar a la del covid" y de un posible "desplome del empleo" en sectores como el transporte, la logística y el comercio minorista."Veremos pronto estanterías vacías", asegura este experto. Las 'salidas en blanco' (cancelaciones de las travesías) de grandes buques portacontenedores chinos con dirección a EEUU, así como las imágenes de algunas de estas embarcaciones zarpando casi vacías, daban el pistoletazo de salida hacia una economía con escasez de ciertos bienes.Desde Capital Economics lo explican de forma similar: "Con la caída en la llegada de buques portacontenedores desde China, que aumenta el temor a una escasez inminente en EEUU, la administración Trump está bajo presión para reducir la acumulación de aranceles. Si bien la mayoría de los productos electrónicos están ahora exentos, representando cerca de una cuarta parte de las importaciones procedentes de China, el resto de estas importaciones se han visto afectadas con aranceles adicionales del 145% este año".Nuevos datos publicados este fin de semana mostraban que este riesgo era real. Slok, de Apollo, insistía en una nota para clientes en la que advertía que "la relación inventario-ventas de los minoristas era menor hoy que en 2019. La relación inventario-ventas para los minoristas era de 1,5 antes de la pandemia, y ahora es de 1,3... En otras palabras, los minoristas se van a enfrentar a las estanterías vacías rápidamente cuando los productos dejen de llegar de China".Los analistas de UniCredit Research ofrecen más datos reveladores. Según una nota de investigación publicada este mismo lunes, desde el servicio de análisis del banco italiano constatan que los flujos comerciales entre China y EEUU se han ido secando aún más a finales de abril y principios de mayo. Recopilando datos de alta frecuencia de los envíos de mercancías que salen de los puertos chinos con destino a EEUU, en UBS han comprobado cómo, en las dos últimas semanas, los volúmenes de contenedores han disminuido alrededor de un 40%, por término medio, en comparación con el máximo alcanzado a principios de abril. En aquel momento, los exportadores chinos se apresuraban a enviar sus mercancías a EEUU para evitar el aumento de los aranceles en el último minuto."Cuanto más se prolonguen las negociaciones comerciales, mayor será el riesgo de que se cancelen pedidos, se sequen aún más los flujos comerciales entre EEUU y China y aumente la inflación estadounidense. Las actividades de producción y exportación de otras regiones, como la UE y Asia, también podrían verse afectadas negativamente, ya que las cadenas de suministro mundiales -a las que contribuyen EEUU y China- pueden verse afectadas", alerta Andreas Rees, analista de UniCredit.
EEUU hinca la rodilla ante China... por ahora: el miedo a las estanterías vacías acelera la desescalada comercialEl rey de los mares también advirtió la semana pasada a EEUU y su presidente. Vincent Clerc, director ejecutivo de Maersk, admitió que si no se encontraba una solución a la guerra comercial del presidente estadounidense, los principales minoristas podrían verse pronto lidiando con la escasez. Los compradores estadounidenses se enfrentarán a estantes vacíos para el verano, a menos que Trump logre un acuerdo comercial con China, declaró el director ejecutivo de una de las navieras más grandes del mundo. "Las imágenes de estantes vacíos en las grandes superficies de EEUU quizá no estén a la vuelta de la esquina, pero seamos claros: si no encontramos algo antes del verano, empezará a ser bastante perjudicial para todos. Hay ciertos productos básicos y ciertos artículos cuyas importaciones no se pueden sustituir libremente", advertía el ejecutivo.Un escenario verdaderamente apabullante cuya anticipación ya ha hecho mella en cierto modo en la economía de EEUU. Aunque Trump declarase en su momento que sería necesario algo de 'dolor' (una "fase de transición" dijo) para adaptar la economía a su agenda y "volver a hacer a América grande de nuevo (MAGA), los números enseguida han dado un golpe de realidad a la Casa Blanca, convulsión en los mercados financieros aparte."La decisión de Trump de reescribir las normas comerciales está teniendo un claro impacto, no solo en los socios comerciales, sino también en la economía estadounidense. El PIB estadounidense del primer trimestre se vio lastrado por un aumento repentino de las importaciones, ya que las empresas estadounidenses buscaban importar la mayor cantidad posible de productos antes de la imposición de aranceles. El PIB del segundo trimestre debería recuperarse a terreno positivo a medida que las importaciones se revierten, según datos de transporte marítimo y portuario. El gasto de abril también se mantuvo, ya que los consumidores continuaron adelantando sus compras ante las subidas de precios inducidas por los aranceles. Sin embargo, esto enmascarará un cambio claro en los fundamentos subyacentes de la economía", pone sobre James Knightley, economista de ING.No cabe duda de que la confianza del consumidor se ha deteriorado desde la victoria electoral de Trump en noviembre. La preocupación por el aumento de precios y la reducción del poder adquisitivo a causa de los aranceles, la inquietud por el enfriamiento del mercado laboral y la ira y la decepción asociadas a la caída de los precios de los activos han provocado un desplome de la confianza a niveles que solo se observan durante las recesiones. "La incertidumbre generada por la implementación intermitente de aranceles y el entorno comercial incierto que enfrentan las empresas está impactando la confianza corporativa y provocando que las empresas sean más imprecisas en sus previsiones de ganancias. Esto, a su vez, probablemente se traduzca en una creciente reticencia a invertir, lo que sugiere que la contratación y la inversión deberían desacelerarse significativamente", añade Knightley. Demasiado hasta para Trump.¿Evitando el desastre?Por todo ello, las negociaciones entre EEUU y China han tenido resultados mucho más rápido de lo esperado. Este fin de semana Washington y Pekín han acordado reducir un 115% los aranceles recíprocos, con lo que las importaciones chinas pasarán a pagar un arancel del 30%, mientras que las los productos estadounidenses pagarán un derecho de aduana del 10%, anunció este lunes el secretario del Tesoro de EEUU, Scott Bessent. Es una forma de darse un respiro mutuo mientras se busca un acuerdo global. Esta reducción estará inicialmente en vigor durante 90 días, mientras ambas partes continúan negociando una desescalada definitiva. Aunque se ha mantenido firme desde el comienzo del ataque arancelario (contraatacó con un arancel del 125%), en Pekín también se veía positiva una desescalada, en la medida en la que EEUU sigue siendo un mercado clave y los últimos acontecimientos amenazaban con un duro golpe a la economía: se hablaba de millones de despidos en la manufactura mientras los titulares hablaban de parón en las fábricas.A finales de semana pasada cobraba fuerza la tesis de que Pekín llegaba con cierta fuerza a la reunión en Suiza pese a los duros ataques de EEUU en todo este proceso. Lo cierto es que, pese al latigazo arancelario, China ha seguido operando con cierta normalidad. Así lo evidenciaban los datos comerciales de abril, publicados el mismo viernes: China mantenía fuerte sus exportaciones pese a la notoria caída de las mismas hacia EEUU. La caída del 21% en las exportaciones hacia la primera potencia mundial se compensaba con un incremento de los envíos hacia economías del sudeste asiática y a Latinoamérica.Pekín consolidando nuevos clientes comerciales e informaciones de que Pekín seguía encontrando trucos y artimañas para 'colar' su mercancía en EEUU (el 'lavado' de origen, por ejemplo) daban aire China ante unos EEUU con el referido miedo a estanterías vacías y a una mayor inflación. Una ecuación que explica por qué la Casa Blanca ha girado tan deprisa.Donovan (UBS): "La estrategia ganadora para todos los demás es aguantar y esperar a que Trump retroceda""Bessent ha descrito las conversaciones entre China y EEUU del fin de semana como un progreso sustancial en materia de comercio. Es de suponer que un comentario tan importante fue despejado por el presidente Trump. La única cuestión real que preocupa a los inversores es hasta dónde retrocederá EEUU en materia de impuestos comerciales. Los aranceles actuales detienen de hecho el comercio bilateral. Un arancel del 80% (sugerido por Trump el viernes) también detendría efectivamente el comercio bilateral. Un impuesto del 20% dañaría la economía estadounidense, pero permitiría que el comercio continuara", reflexiona Paul Donovan, economista jefe de UBS y uno de los analistas que más ha insistido en que EEUU recularía en algún momento.Donovan ya extrajo hace unas semanas las "grandes lecciones" de todo esto: "La política de Trump sigue siendo muy (muy) errática; la competencia política será cuestionada por los mercados -la caótica confusión sobre los aranceles sugiere la falta de un plan maestro-; la estrategia ganadora para todos los demás es aguantar y esperar a que Trump retroceda".Desde Commerzbank no lo ven tan sencillo pese al daño interno que puede sufrir EEUU, y lo fundamentan echando la vista atrás. "La cuestión es si se podrá avanzar lo suficiente en las negociaciones sobre los detalles durante los próximos 90 días. Al fin y al cabo, el Gobierno estadounidense mantiene su objetivo de lograr una balanza comercial más equilibrada con China. Las negociaciones sobre la Fase 1 del acuerdo durante el primer mandato de Trump duraron casi un año y medio, por lo que un plazo de 90 días parece muy ambicioso. Además, la experiencia con la Fase 1 demuestra que incluso un acuerdo negociado y firmado con éxito no significa necesariamente que se vayan a alcanzar los objetivos fijados en él", exponen los economistas Bernd Weidensteiner y Christoph Balz.EEUU hinca la rodilla ante China... por ahora: el miedo a las estanterías vacías acelera la desescalada comercial