Una de las consecuencias de meterme "la droga bitcoiner" en vena ha sido la de cuestionármelo absolutamente todo y hoy quería hablaros de como me cuestiono por completo la delegación de decisiones en las que las consecuencias no sean ni inmediatas ni evidentes sino más bien ocultas tal y como ocurre con el dinero fiduciario que conocemos, que tiene consecuencias que para la inmensa mayor parte de la población no son en absoluto visibles.
Alguno terminará el artículo y me pedirá por amazon una camisa de fuerza. Si a mí alguien me hubiese contado algo así hace unos años seguramente habría hecho lo mismo, pero allá va:
Me gusta analizar muchas cosas desde la perspectiva de los intercambios de valor, y si los intercambios son voluntarios y transparentes (ambas partes en un intercambio comprenden bien lo que van a recibir y lo que van a dar y pueden por lo tanto evaluar inmediatamente cómo de bueno o malo ha sido ese intercambio), sabremos que habrá reciprocidad porque de otra manera no se producirían.
Sin embargo no todos los intercambios son así.
Por ejemplo, con el Estado, nuestros intercambios son involuntarios y no son transparentes.
Son involuntarios porque, entre otras cosas, sino fuese así, en vez de impuestos se llamarían "voluntarios"
Y no son transparentes porque nuestro dinero se pierde en una extraordinaria maraña burocrática y presupuestaria en la que cuesta mucho tiempo y esfuerzo averiguar dónde termina ese dinero, aunque desde luego es cierto que las cosas han mejorado mucho en los últimos años en lo que a transparencia se refiere. Otra cosa muy diferente es que se haga algo cuando se denuncia.
En otras palabras, es verdaderamente complicado entender cómo es el retorno de la "involuntaria inversión en impuestos".
Pero para sorpresa de supongo que muchos, hoy no quiero centrarme en la involuntariedad de los intercambios ni en la política sino en la falta de transparencia de otros muchos tipos de intercambios de valor que llevamos a cabo.
En particular en el más importante de todos, el de la salud.
La información sobre la salud es de una complejidad extraordinaria y la toma de decisiones en lo que a salud se refiere resulta complejo y a veces contradictorio hasta para los médicos más experimentados.
Cuando existe esa complejidad, lo que hacemos es delegar la toma de decisiones en prescriptores en los que presuponemos cierta experiencia y conocimiento.
Pero los médicos tienen formación en una parte muy concreta de la cadena de valor de la salud. Los médicos son extraordinariamente buenos en, cuando un paciente se presenta, identificar síntomas, encajarlos en X enfermedad, asignarles un protocolo, recordar Y conclusión de no se qué estudio o en función de su experiencia y con ello determinar si se puede aplicar Z tratamiento o si por el contrario convendría derivarlo a un especialista.
En otras palabras, los médicos son extraordinariamente buenos en todo lo que ocurre TRAS la enfermedad y sin embargo, en lo que a pre-enfermedad se refiere, se basan en una gran cantidad de información que con frecuencia les llega filtrada por laboratorios de todo tipo.
Si tratas bien la enfermedad, los resultados serán visibles, pero si tratas bien o mal la pre-enfermedad, los resultados (buenos o malos) no serán fácilmente visibles y mucho menos, de forma inmediata.
Lo mismo ocurre con todo el establishment de las recomendaciones nutricionales estándar.
En todos estos casos de la salud, es enormemente difícil encontrar una relación causal entre seguir las recomendaciones nutricionales estándar y sus consecuencias. Por lo tanto, es muy difícil que alguien pague por las consecuencias de estos errores al ser tan difíciles de identificar.
Pero no quiero meterme a analizar el increíble conflicto de intereses que claramente existe entre el sector farmacéutico, el alimentario y el sanitario sino en mi experiencia personal en lo que a la salud se refiere, tras comprobar como Juan Such mencionó recientemente ideas de Taleb que incluían la del ayuno.
Hace dos años que empecé a seguir a un tipo, un americano que se llama Dennis Mangan (a quién por cierto Taleb también sigue). Es un microbiólogo que ahora estará en los 66 años más o menos y que hace 15 años decidió que ya no podía más con las recomendaciones médicas. Sufría una fatiga crónica y a pesar de haber sido corredor de fondo con varios marathones a sus espaldas, a sus 50 y pico años estaba molido y débil y no conseguía dar con la fuente de sus problemas, pero sus médicos tampoco.
Digamos por lo tanto que aunque tiene un claro background científico (microbiólogo), es un claro outsider para el sector.
Así que empezó a investigar por su cuenta y empezó a alarmarle la cantidad de conclusiones de estudios que parecían contradecir por completo lo que el llama el SAD (Standard American Diet) y en general todas las recomendaciones estándar en materia de salud.
Si quieres saber un poco sobre su historia puedes hacer click aquí.
Yo no estaba muy convencido cuando le empecé a seguir pero decidí darle una oportunidad durante unas semanas a sus recomendaciones para comprobar de forma rápida si era una engañifa como todas las dietas que había seguido hasta entonces o no.
Honestamente, lo que esperaba es, al igual que me había ocurrido con todas las demás recomendaciones, que nada de lo que yo hiciese se transformase en resultados evidentes, inmediatos y fáciles de identificar, pero bueno, seguí sus recomendaciones.
Así que, empecé a:
- Cuasi-eliminar radicalmente mi ingesta de carbohidratos, azúcares en general.
- Ayunar casi todos los días 16-18 horas y en algunos casos 24, sí, has leído bien, muchas veces como solo una vez al día (y me dedico a mirar empanado como comen mis hijos y mi mujer en la misma mesa)
- Aumentar mi ingesta de grasas significativamente y algo menos la de proteínas, en forma de sobre todo carne.
- Dejar el ejercicio típicamente conocido como cardiovascular y convertirlo en ejercicio de fuerza y resistencia (musculación sobre todo) y reducirlo a una hora a la semana (en dos veces normalmente)
- Reducir los períodos sedentarios
- En los días de ejercicio tomar algo de proteína adicional para ayudar al músculo a reconstruirse (lo "destrozas" durante el ejercicio y se rehace después para lo cual necesita proteína)
- Llevar una dieta que yo llamo ketovore que es una mezcla de cetogénica (keto) y 100% carnívora
- Reducir la ingesta de frutas (la fructosa no es deseable en grandes cantidades y no la absorbemos bien)
- Donar sangre un par de veces al año
- Dejar de fijarme tanto en el LDL (colesterol malo) para fijarme sobre todo en el ratio Triglicéridos/HDL que debe estar lo más bajo posible. Está relacionado con el nivel de insulina que debemos descansar ya que con la SAD creamos una brutal resistencia a la insulina y lo que necesitamos es sensibilidad de la insulina.
- Fijarse en métricas como la circunferencia de la cintura que tiene correlación con VAF (Visceral abdominal fat) que a su vez está correlacionado con todo tipo de enfermedades cardiovasculares y cáncer.
- Bebo vino de vez en cuando y café que el recomienda. También berberina que exactamente igual a la metformina.
Yo, que siempre he tenido un LDL disparado por una hipercolesterolemia familiar, pensé que obviamente no iba a hacer caso de la dieta mucho tiempo porque era ponerme en riesgo innecesariamente.
Sin embargo a los muy pocos días comencé a observar:
- Una pérdida de peso espectacular
- El ansia típico de asaltar la nevera desapareció por completo
- Unos niveles de energía extraordinarios
- Claridad mental, es como si me hubiesen quitado un velo de la vista
- Digestiones órdenes de magnitud mejores
- Duermo mucho mejor y necesito menos horas (lógico porque la restricción calórica promueve la autofagia y el ejercicio de musculación elimina con éxito células senescentes)
- Antes solían sangrarme las encías, lo cual es un claro indicador de inflamación. Deje de sangrar de manera inmediata aunque me cepille los dientes con fuerza.
- Tenía varios quistes en los riñones. Desaparecieron por completo.
En mi entorno todo el mundo me llamaba "pirado" a pesar de que mi aspecto no hacía más que mejorar y a pesar de insistir yo en que yo me encontraba en todo momento mucho mejor en todas las métricas.
Nunca había seguido una dieta dos años, ni parecido y aquí sigo, en un estado de forma que hace décadas que no tenía y recomendando a todo el mundo que como mínimo lea a este Sr. Y ojo, ¡además no pasa nada por saltártela puntualmente de vez en cuando!
Piénsalo bien, durante millones de años de evolución, qué tipo de alimentos es lo más probable que consumiésemos, y cuántas veces al día, ¿tres? ¿o más bien era probable que hubiese ayunos prolongados? ¿Crees que las frutas estaban tan fácilmente accesibles como hoy en día? ¿Quizás los frutos secos lo estaban más?
Ahora mi mujer y mis suegros (médico el por cierto) se empiezan a plantear también seguir sus recomendaciones. Otro amigo médico también ha empezado con el ayuno intermitente (que en mi caso más que intermitente es fijo).
Si sigo así de bien me planteo hacer siempre (salvo celebración o reunión social) una sola comida al día.
El coste de la delegación
¿A que viene esto en un blog financiero en el que machaco sobre Bitcoin?
Al igual que en el dinero poseer promesas del mismo tiene un coste oculto enormemente alto, y por lo tanto mucha gente delega su propiedad en terceros al conferirle ventajas, en la nutrición creo que pasa algo parecido cuando delegamos, basándome en esta experiencia. En otro post hablaré del coste que tiene para nosotros también delegar en el ámbito energético por ejemplo o en el de la educación.
Me interesa ver esto desde el punto de como siempre, los incentivos.
Nadie gana dinero si sigo mi dieta. Y sin embargo empresas de alimentación y laboratorios sí que ganan mucho dinero si yo sigo una dieta estándar convencional.
Ya sé que es ponerme conspiranoico y que muchos pensarán que lo siguiente será meterme con las vacunas o promover la homeopatía pero estoy convencido de lo que digo.
Como expliqué hablando de The Sovereign Individual, antes de internet, Dennis Mangan hubiera tenido que, para propagar sus ideas y conclusiones, invertir una gigantesca cantidad de dinero y dado que solo gana dinero vendiendo libros, pues difícilmente hubiera continuado mucho tiempo al no ser rentable su emprendimiento.
El cambio en las economías de escala de internet nos está permitiendo conocer a outsiders dentro de múltiples sectores que de otra forma no hubiésemos podido conocer. La información va llegando a nosotros, permeando la censura convencional, que no era más que derivada del hecho de que transmitir información tenía un coste estratosférico antes de internet. Esto convierte esta época que vivimos en algo fascinante pero que al mismo tiempo requerirá los mayores niveles de adiestramiento para el mundo que viene.
Todo este cuestionamiento de lo que creemos que sabemos creo que va a poco a poco remover los cimientos de muchas cosas y es lo que me motiva para aprender, enseñar y asesorar en estos ámbitos y me hace plantearme ¿en cuántos más puede haber lecciones verdaderamente caras?
Me alegra ver que el mensaje cala y que empresas y particulares empiezan a contactarme con interés por contar con una exposición a Bitcoin, asesoría sobre la custodia y ciberseguridad.
Si quieres saber más sobre lo que aprendo del mundo de la soberanía sígueme en este blog :)